La Irlanda del IRA y George Best
La historia de Irlanda en el siglo XX fue bastante convulsa política e ideológicamente. Nada tiene que ver la Belfast (Irlanda del Norte) de nuestros días con la que sufrió una violencia brutal y continua desde los años 70 hasta finales de los 90. Dos comunidades antagónicas en una misma sociedad, ciudad y país: republicanos y unionistas. Esto se puede comprobar perfectamente paseando por las calles de la capital del norte, donde se pueden visualizar enormes murales y grafitis pintados sobre las fachadas de multitud de edificios, los cuales representan acciones violentas a través de figuras como soldados con pasamontañas o banderas diversas. Sin embargo, en esta gran lucha, lo que reluce es el verde del césped de un campo de fútbol. Más concretamente, hablaremos sobre un muchacho irlandés que causaría una enorme impresión desde sus primeros años vistiendo la camiseta del United. Pero antes, la Historia.
Este rasgo revolucionario y activista viene de lejos, ya que los
irlandeses se caracterizaron por una lealtad siempre dudosa hacia la corona
británica, potencia que procuró hacerse con la totalidad del territorio que hoy
llamamos Gran Bretaña. Esto lo saben bien aquellos clanes escoceses de las
Highlands… Este carácter rebelde ya lo percibieron reyes como Enrique VIII o el
republicano Oliver Cromwell, quienes desarrollaron políticas de reemplazo de
población en Irlanda e intentaron aplacar con mucha dureza las rebeliones
protagonizadas por los irlandeses. Las primeras colonizaciones del
siglo XVI pretendieron crear pequeñas colonias ejemplares, sin
embargo, las colonizaciones que vinieron posteriormente se caracterizaron por
ser unas confiscaciones masivas, lo que hizo que muchos irlandeses optaran por
el exilio. Es así como empiezan a instalarse en tierras irlandesas gentes
venidas de Inglaterra, Escocia y Gales.
Los británicos llegaron a conformar la mayoría de la población
en el norte del país, concretando allí la mayor parte de industria que tendría
el territorio. El resto de Irlanda fue puramente agrícola, lo que dio lugar a
problemas sociales y económicos: crisis y rebeliones. Esta situación dio lugar
a que los ingleses se encargaran de gobernar el país como si se trata de una
colonia al completo. Lo cierto es que todo este proceso de colonizaciones logró
cambiar definitivamente la demografía de Irlanda, pero también fraccionó la
sociedad ideológicamente. Por un lado, se crearon amplias comunidades con un
marcado rasgo británico y protestante. Por otro, colectividades que
se oponían por completo a ese carácter, teniendo una identidad puramente irlandesa
y católica.
Dando un salto temporal, alcanzamos finales del siglo XIX con unos
irlandeses más conscientes de su región y de su carácter como país. Las múltiples
presiones del Partido Parlamentario Irlandés para conseguir el autogobierno para
Irlanda, dieron sus frutos: la Home Rule, que, a pesar de ser aprobada en 1912
por el Parlamento, no llegó a ser realidad hasta 1920 debido al estallido de la Primera
Guerra Mundial (1914-1918) y el Levantamiento de Pascua (1916).
Sin embargo, no todos los irlandeses estaban de acuerdo con ello: los unionistas (aquellos
que preferían estar bajo gobierno inglés) y protestantes. Esta facción “anti-Home
Rule” llegó a concluir que utilizaría la fuerza armada en caso de hacerse
efectiva la legislación. De esta forma, se organizó una organización paramilitar
leal a la corona británica denominada Fuerza Voluntaria de Ulster (Ulster
Volunteer Force - UVF). Por supuesto, los nacionalistas
irlandeses no iban a quedarse de brazos cruzados, y crearon una propia:
Voluntarios Irlandeses (Irish Volunteers o, en irlandés, Óglaigh na hÉireann).
El Levantamiento de
Pascua de 1916, anteriormente citado, será una fecha señalada para los
nacionalistas, ya que es considerado el primer gran paso hacia la independencia
de Irlanda. Liderado por los nacionalistas de Voluntarios Irlandeses, consiguieron
tomar algunas posiciones claves de la ciudad de Dublín y llegaron a proclamar
la República Irlandesa, sin embargo, la rebelión terminó siendo sofocada. A
pesar de ello, en 1918, el partido independentista más relevante del panorama, Sinn
Féin, obtuvo la mayoría de los escaños en las elecciones y decidió crear un
Parlamento propio en Dublín y escindirse de Reino Unido. De forma paralela, el
comando militar de Voluntarios Irlandeses cambió su nombre para dar lugar al
Ejército Republicano Irlandés (Irish Republican Army - IRA). Con estos movimientos se dio el inicio de la llamada Guerra
Anglo-irlandesa que enfrentaría a las fuerzas británicas con los nacionalistas
irlandeses. Se saldó con la victoria irlandesa y con la firma del Tratado anglo-irlandés
el 6 de diciembre de 1921, por el que se establecería el Estado Libre
Irlandés. Con ello, Irlanda formaría parte de la llamada Mancomunidad de Naciones con la misma categoría que países como Canadá o Australia,
por lo que la jefatura del Estado quedaría en manos del rey
de Inglaterra.

No será hasta el año 1949
cuando Irlanda alcance la soberanía completa sin intervención británica, con lo
que pasaría a llamarse República de
Irlanda. A inicios de la década de los 70, Irlanda del Norte vivirá no una
oleada, sino un tsunami de violencia que duraría cerca de 30 años. El conflicto,
conocido en inglés como The Troubles, se extenderá desde el
año 1968 hasta 1998 y enfrentará a los unionistas (protestantes y partidarios
de la unión con Reino Unido) con los republicanos (católicos y seguidores de la
idea de independencia o bien de su integración en la República de Irlanda, país
de idea católica). Como era de esperar tras una historia tan convulsa, ambos
bandos tomaron las armas y se enfrentaron en un conflicto caracterizado por la
guerra de guerrillas y el terrorismo. Tan solo el Acuerdo de Viernes Santo o Acuerdo
de Belfast (10 de abril de 1998) puso fin a las hostilidades, poniendo
bases de un nuevo gobierno compartido entre católicos y protestantes. No
obstante, la violencia ha continuado de forma ocasional hasta nuestros días. En
definitiva, un conflicto territorial e ideológico que ha terminado con la vida
de miles de personas, destruido muchas ciudades y agotado múltiples recursos
militares.

El 23 de octubre
del año 1971, estaba establecido en el calendario de la liga inglesa el partido
que enfrentaba al Newcastle frente al Manchester United. La semana previa al
encuentro discurrió con normalidad, hasta que el día anterior un diario inglés
recibió una llamada oculta por parte del IRA,
el cual avisaba que “si George Best salta al césped del Saint James' Park, será
tiroteado”. Por supuesto, los momentos que atravesaba Irlanda por la
participación de este grupo paramilitar no eran para tomar en broma un aviso
telefónico de ese tipo. Fue entonces cuando se puso en marcha una gran
maquinaria de seguridad en torno al United y, sobre todo, a su estrella
irlandesa. De esta manera, El Quinto Beatle estuvo escoltado en todo momento
por cuatro policías y obligado a quedarse en una habitación apartada en Swallow
Hotel, el lugar de concentración del equipo.
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George Best escoltado por varios policías a su llegada al Swallow Hotel |
Pese al exhaustivo
trabajo de seguridad, tanto el cuerpo de Policía como el club plantearon que la
mejor opción era dejar a Best fuera de la convocatoria, evitando el peligro que
supondría saltar al césped en esas condiciones de amenaza. Su entrenador y
compatriota irlandés Frank O’Farrell, decidió hablar con él en privado para
convencerlo, pero la respuesta del Chico de Belfast fue clara: “¿Por qué no voy
a jugarlo? Si no lo hago, ¿cuándo acabarán estas amenazas?”. Con su decisión,
el día de partido el autocar del equipo inició su marcha y el delantero realizó
todo el trayecto hasta llegar al estadio tumbado en el suelo por si existía la
presencia de algún francotirador. Conociendo al IRA y sus métodos de actuación,
toda posible precaución que pudiera darse, iba a ser tomada sin vacilaciones.
Una vez llegados a Saint James’ Park, Best fue rodeado por diversos escoltas
que, haciendo un círculo alrededor de él, no permitieron el acercamiento de
ningún hincha ni curioso que estuviera en los aledaños del estadio.
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El gol que dio la victoria al United en Saint James' Park. |
El partido se jugó sin
incidentes, y como suele suceder en este hermoso deporte, ocurrió algo
verdaderamente genial: el Manchester United ganaría el partido 0-1 con gol del
irlandés. Un gol cuya celebración fue algo extraña, ya que prácticamente Best
lo celebró solo al no atreverse ningún compañero a acercarse. Pese a esa
anécdota, no se dio ningún incidente ni existió tirador del IRA alguno. Aún así, el Chico de Belfast demostró una gran
valentía al desafiar ese mundo de violencia desde el césped verde del terreno de
juego. El fútbol venció y el delantero irlandés continuó metiendo goles no solo
en Inglaterra, sino también en Estados Unidos o Escocia.
En una entrevista
que se le realizó unos años después de aquel episodio, Best reconoció que ese
día fue realmente duro psicológicamente para él. También concretó que solo
tenía una idea fija a la hora de jugar el partido: “Pensé que era mejor no
quedarme quieto en ningún momento”. De esta forma, se convirtió en el protagonista
fuera y dentro del campo; amenazado por el IRA y siendo el jugador clave que le dio los tres puntos a su equipo. Después
vendría una carrera cargada de alcohol y mujeres, que como a las grandes
estrellas de otros artes, como la música, ha terminado con una vida que nos
resulta demasiado corta. En el entierro de Best en 2005 aparecieron irlandeses
católicos con estampas del delantero junto a otras del Papa, mientras que los
protestantes presentaron banderas del país con el rostro del Quinto Beatle imitando a un Cristo en su
agonía. El alcalde por aquel entonces de Belfast dijo en un discurso que “Best
demostró, y demuestra, que las dos partes de la comunidad pueden estar unidas,
no tiene por qué haber diferencias”. Ídolo del fútbol irlándes y uno de los
delanteros más grandes de la historia del Manchester United, se marchó
demasiado pronto. Se fue como los genios y demostró que el fútbol puede
superarlo todo.
"En 1969 dejé las mujeres y el alcohol. Fueron
los peores veinte minutos de mi vida".
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