El Che Guevara y el fútbol: Un guardameta revolucionario

Su
fotografía más famosa, que ha sido inmortaliza en paredes, pancartas, camisetas
e incluso tatuajes, también la vemos en banderas que ondean algunas gradas de
estadios como el del club alemán St. Pauli. Esa instantánea tomada en 1960 por
el fotógrafo cubano y comunista Alberto Korda ha llegado a denominarse como “la
más famosa fotografía e icono gráfico del mundo en el siglo XX" por algunas
instituciones (por ejemplo, el Instituto de Arte de Maryland (Estados Unidos). El propio autor determinó que “como
defensor de los ideales por los que el Che Guevara murió, no me opongo a la
reproducción de la imagen para la difusión de su memoria y de la causa de la justicia social en el mundo". Como comprobamos a día de hoy, no falló.
Se
conoce que, desde edades tempranas, el Che mostró amor al fútbol, aunque es
cierto que su deporte favorito fue el rugby, al que dedicó muchos años de su
juventud. Según su niñera, Rosario Gónzalez, un día que jugaba con otros niños
en la calle, Ernesto volvió a casa para coger un pantalón. Ella le preguntó qué
hacía con él, a lo que contestó “es para el Negro, que tiene su pantalón roto y
no puede jugar. Además, ¿por qué yo voy a tener diez pantalones y mi amigo
ninguno? Sus padres no tienen dinero”. Con esta anécdota uno puede comprobar
que apuntaba maneras, sin duda. Todas las noticias coinciden en hablar del
joven Ernesto como un chico delgado, un poco enclenque. A ello se le sumó el
problema respiratorio que le acompañaría desde su nacimiento. El asma limitó
sus movimientos y acciones también en el terreno de juego, por lo que el puesto
que ocupó en el equipo de su escuela fue el de portero, evitando los
agotamientos prematuros ocasionados por su afección.
Por otro lado, parece ser que el Che era aficionado del Club Atlético Rosario Central. Algunos dicen que el motivo se debía a una clara rebeldía contra los dos grandes del fútbol argentino, Boca Junior y River Plate. Aparentemente, el ídolo de Ernesto fue un jugador muy habilidoso y con mucho carácter: Waldino Aguirre, apodado el Torito. Pese a ser un el máximo goleador de la historia de Central y una de las figuras más importantes del fútbol argentino en las décadas de los años 40 y 50, Aguirre tuvo problemas con el alcohol tras finalizar su carrera deportiva y vivió durante muchos años en condiciones de mendicidad. Este emblema del club llegó a Rosario en el año 1941, cuando el Che tenía 13 años, algo que le dejó marcado. Aunque nadie recuerda haber visto al Comandante en las gradas del estadio de Central, se conoce que seguía con enorme efusividad todos los partidos y por supuesto, las hazañas de su ídolo el Torito.
Por otro lado, parece ser que el Che era aficionado del Club Atlético Rosario Central. Algunos dicen que el motivo se debía a una clara rebeldía contra los dos grandes del fútbol argentino, Boca Junior y River Plate. Aparentemente, el ídolo de Ernesto fue un jugador muy habilidoso y con mucho carácter: Waldino Aguirre, apodado el Torito. Pese a ser un el máximo goleador de la historia de Central y una de las figuras más importantes del fútbol argentino en las décadas de los años 40 y 50, Aguirre tuvo problemas con el alcohol tras finalizar su carrera deportiva y vivió durante muchos años en condiciones de mendicidad. Este emblema del club llegó a Rosario en el año 1941, cuando el Che tenía 13 años, algo que le dejó marcado. Aunque nadie recuerda haber visto al Comandante en las gradas del estadio de Central, se conoce que seguía con enorme efusividad todos los partidos y por supuesto, las hazañas de su ídolo el Torito.
Más
tarde, en el año 1951 el Che se encaminó a una de las aventuras más reseñables
de su vida junto a un amigo de infancia, Alberto Granado. Ambos realizaron un
enorme viaje en moto, una Norton de 500 cc a la que llamaron La Poderosa II,
con el objetivo de recorrer América del Sur. La idea principal fue la de recorrer
todo el continente, desde Córdoba (Argentina) hasta Estados Unidos, sin
embargo, el duro examen al que sometieron al vehículo durante todo el camino
hizo que pereciera en Santiago de Chile. Sea como fuere, los dos colegas
llegaron a Colombia a mediados de 1952, concretamente al municipio de Leticia. En
este centro, el Che y Alberto conocieron al gerente del equipo local,
denominado Independiente Sporting. Ambos convencieron al dirigente para poder
trabajar con ellos en la administración y gestión del club. Sin embargo, el
equipo poseía poca calidad en el terreno de juego y los propietarios
colombianos pensaron que los dos amigos argentinos podrían servirles de ayuda.

Curiosamente,
en su estancia en Colombia, el Comandante conocería a uno de sus grandes
ídolos, y a su vez, con el paso del tiempo, de la afición madridista: Alfredo
di Stéfano. La Saeta Rubia, como apodaron al astro argentino, entabló una
extendida conversación con el Che en un restaurante donde coincidieron. Di
Stéfano, que jugaba por aquel entonces en el Club Millonarios, regaló dos
entradas a Ernesto para poder ver el partido que enfrentaría a su equipo contra
el Real Madrid. Quién diría que ambas figuras se convertirían en unos
auténticos emblemas, cada uno en su campo de juego.

Sin
duda, el espíritu revolucionario y la figura de Ernesto Guevara pervivirá para
siempre, incluido en el fútbol. De hecho, hoy por hoy podemos ver un club
argentino denominado Club Social, Atlético y Deportivo Ernesto Che Guevara, el
cual trata de homenajear al Comandante y promover la igualdad y la integración
social. Seguiremos viendo esa foto icónica en gradas de estadios, ondeando al
viento y vibrando al son de los cánticos de aquellos que, con fuerza, igual que
el Che, apoyan su causa. Lo que sientes por el fútbol, no se explica con
palabras.
Me encanta
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