Hoy
hablaremos de dos equipos míticos de Reino Unido, concretamente de Escocia. Un
bello país con una historia convulsa que, además de gaitas, paisajes dignos de
Harry Potter y una figura como Braveheart, también tiene fútbol. En este caso,
nos referimos a uno de los derbis más potentes y de más peso del panorama
europeo: Celtic Glasgow y Glasgow Rangers. El enfrentamiento entre ambos recibe
el nombre de The Old Firm (algo que podríamos traducir como “rivalidad
eterna”), que algunos grandes del fútbol, como Sir Alex Ferguson o Paul
Gascoigne, consideran incomparable debido a la gran intensidad mostrada en los
encuentros.
La
rivalidad futbolística entre ambos equipos residentes en la ciudad escocesa de
Glasgow no queda solo en el verde. Se trata de una buena representación del
sectarismo del lugar, con sus respectivas formas de vivir. Los aficionados son
completamente diferentes en cuanto a religión, política, economía y tradición
se refiere. El choque de ideologías se viene dando desde siglos atrás, aunque el
primer Old Firm data del año 1888, concretamente el 28 de mayo, fecha en la que
el Celtic se impuso 5-2 al Rangers.
El
Celtic Football Club tiene su origen el 6 de noviembre de 1887, fundándolo un
marista irlandés llamado Andrew Kerins (conocido como hermano Walfrid por aquel
entonces). Éste tenía el propósito de aliviar la pobreza en el este de la
ciudad, donde se estableció una gran comunidad de inmigrantes irlandeses de
clase trabajadora en unas condiciones desesperadas marcadas por la pobreza, el
hambre, la falta de alimentos y también el empleo. Era lógico que la situación
diera lugar a conflictos y tensiones entre irlandeses y escoceses del lugar.
Kerins, que era un trabajador comunitario incansable, decidió crear un nuevo
club de fútbol que sirviera como recaudación de fondos y, a la par, que
sirviera para reflejar unas raíces conjuntas irlandesas-escocesas. Curiosamente,
la constitución formal del Celtic como club se daría en la iglesia de St.
Mary’s Club Hall, lo que marcaría el carácter religioso que tendría la entidad
desde su fundación. De esta forma, el equipo se configuraría como el equipo
tradicional de irlandeses (su propio escudo es un trébol de cuatro hojas, como
el que vemos en Irlanda) y católicos.
Frente
al Celtic, encontramos al Glasgow Rangers (hoy Rangers Football Club, ya que en
2012 se declaró en bancarrota), que fue creado en el mes de febrero de 1972 por
unos hermanos que decidieron darle el nombre de Rangers por un equipo de rugby
(Swindon Rangers). Poco a poco, se presentó como un club que acogía el
protestantismo y a aquellos escoceses que se situaban contra los cambios
sociales que se estaban dándose lugar en Glasgow por la llegada
de inmigrantes irlandeses, a quienes acusaron de abaratar salarios y
suponer una competencia desleal. Dentro del protestantismo, encontramos la rama
calvinista en la que se encuadran los puritanos, quienes suponen la facción más
radical. Por lo tanto, los Rangers servirían como estandarte de las facciones
más elitistas de Glasgow, considerados unionistas partidarios del imperio británico.
La rivalidad religiosa y política era cuestión de tiempo en el terreno de
juego, donde la ciudad quedaba dividida y representada por dos clubes.
Las
confrontaciones entre católicos y protestantes darían lugar a diversos
episodios de mal gusto a lo largo del siglo XX, por ejemplo, el sucedido en
1912. En uno de los astilleros principales de Glasgow (situado en Govan), de
nombre Harland and Wolff, surgirá una de las polémicas más reseñables. En este
caso, los dirigentes del astillero (al igual que la gran mayoría de los
trabajadores portuarios) eran simpatizantes del Rangers (protestantes) y se
negaron a contratar a trabajadores católicos, lo que causó un gran revuelo que
hizo que el astillero cerrara y volviera a su lugar de origen en Belfast,
Irlanda del Norte.
Sin
embargo, quizá una de las polémicas más curiosas y que más controversia generó
surgió en torno a Maurice “Mo” Johnston, jugador que llegaría a vestir la
camiseta tanto de Celtic como de Rangers. Como católico que era, jugó en primer
lugar en las filas del Celtic Glasgow, donde llegó a marcar 72 goles en 128
partidos y levantó la Copa de Escocia (1985) y el Campeonato de la Liga (1986).
El Rangers, por su parte, tenía como política no escrita desde inicios del
siglo XX el no fichar a jugadores católicos. Sin embargo, en la década de los
80 ocuparía el banquillo como entrenador Graeme Souness, quién comunicó a los
dirigentes que esa filosofía solo lograba mermar el posible potencial del club,
además de ser sectaria.
Eso hizo posible la adquisición de “Mo” Johnston en el
año 1989 por parte de los Rangers, quien no contaba con un jugador católico
desde la Segunda Guerra Mundial. Las consecuencias de este traspaso (tras pasar
por el Celtic, Johnston jugó en Nantes previamente a marcharse a Rangers) iban
a ser claras: odio de la afición verdiblanca, que lo tachó de traidor. No es
que estuviera mucho mejor considerado en la orilla azul del Rangers, ni por
aficionados ni por trabajadores del club. Algún testigo de la época señala que
el utilero del equipo no se ocupaba de las cosas de Johnston y que no le daba
chocolatinas como a los demás compañeros. En resumen, el pobre “Mo” era tan
odiado en Escocia que sólo aguantó dos temporadas jugando para los puritanos,
siendo traspasado al Everton en noviembre del año 1991.
Hoy
vemos en las gradas del bello estadio de Celtic Park banderas irlandesas e
insignias del IRA, mientras que en el Ibrox Stadium encontramos símbolos del
Reino Unido. Este clásico ha dado lugar a tantos incidentes a lo largo de su
existencia que las autoridades tuvieron que tomar cartas en el asunto; el
horario para el encuentro se establece en el mediodía, evitando así que los
aficionados tengan demasiadas horas para emborracharse. Además del horario, se prohíbe
la venta de bebidas alcohólicas en la ciudad y en el estadio antes y durante el
partido.
Escocia,
orgullosa de su tradición e historia, es un país en el que el fútbol configura
un vehículo de expresión de corrientes ideológicas y religiosas diferentes,
encarnada por dos clubes que sirven como estandarte. El sectarismo social es
una realidad complicada que se transmite en el terreno de juego en forma de uno
de los partidos más especiales del mundo futbolero: The Old Firm.
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